Solaris
(2002) es una película dirigida por Steven Sodebergh que nos cuenta los
extraños acontecimientos que suceden en una base espacial encargada de
investigar un planeta con este mismo nombre. Cuando el doctor Chris Kelvin
(George Clooney) recibe una llamada de uno de los tripulantes decide viajar allí
para ver qué es lo que está ocurriendo. Al llegar a la base se da cuenta de que
algo extraño ocurre, ya que los dos únicos supervivientes que quedan parecen
haber enloquecido. Sus sospechas se confirman en el momento en que aparece en
su habitación su esposa (Natascha McElhone),
fallecida
anteriormente. De esta forma, descubrirá que este extraño planeta es capaz de crear
seres humanos a través de los recuerdos de los tripulantes con el objetivo de
estudiar a los mismos, los visitantes.
En
el caso de Solaris encontramos varios
elementos de inteligencia artificial como pueden ser el interfaz de voz que usa
uno de los tripulantes o la propia nave. Sin embargo, en este film encontramos
un tipo de inteligencia artificial más desarrollada: los visitantes. Se trata
de copias exactas de los seres humanos formadas a partir de partículas
subatómicas (únicamente los neutrinos) pero que tienen la capacidad de
regenerarse, por lo que no pueden morir. A cada uno de los tripulantes los “visita” un
ser amado, un hijo, una esposa fallecida, etc., ya que el planeta usa sus recuerdos
más fuertes. Este visitante no puede alejarse más de una determinada distancia
del ser humano a partir del cual ha sido creado. Además, generan nuevos
recuerdos y recopilan información desde el momento en el que son creados y se
comportan del mismo modo que el ser humano al que imitan, lo que genera cierta
confusión en los tripulantes, que en algunos casos lleva al suicidio.
Esta
película destaca principalmente porque el ser humano no es quien estudia, sino
que es el objeto de estudio. Desde el punto de vista ético, cabría plantearse
la cuestión de si, como dice Gordon, matar a estos seres no sería asesinato ya
que no son seres humanos. No sabemos si estos seres son peligrosos y qué es lo
que podrían llegar a ocasionar, o si podrían, en algún momento, vivir en la
Tierra. Sin embargo, los visitantes no son conscientes de su condición y, como
hemos mencionado anteriormente, tienen sentimientos y recuerdos, del mismo modo
que los humanos.
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